Cuando esta pareja joven en la selva peruana se entera que esperaban gemelos, la emoción y el temor invadió sus mentes y corazones. Ever y Orlith recibieron ayuda de su familia, pero fue cuando el programa de supervivencia de Compassion intervino que sus preocupaciones empezaron a disminuir
Ever y Orlith son una pareja joven que vive en la selva peruana. En la noche son arrullados por los grillos y en el día disfrutan del calor y la belleza de su entorno. Pero vivir en esa zona también tiene sus desafíos. Uno de ellos es la atención médica, limitada y lejana, pero a la que tenían que recurrir de alguna forma por los problemas de quistes de Orlith, que le causaban dolores en el vientre constantemente.
Una noche, durante la pandemia, el dolor se hizo tan insoportable que ningún mate de hierbas medicinales ayudaba y Orlith no pudo dormir; así que al muy temprano al día siguiente, se fueron al centro de salud más económico e hicieron una cola de 5 horas para que, al final, por las restricciones del Covid, solo Orlith pudiera entrar. A la salida, ella trajo una noticia inesperada: los dolores no eran por los quistes, ¡sino porque estaba embarazada de gemelos!
La noticia trajo mucha alegría para toda la familia, pero Orlith y Ever no estaban muy seguros de qué iban a hacer y muy dentro sentían miedo. ¿Cómo iban a mantener a dos bebés? Ellos ganaban poco trabajando en los cultivos de café y cacao y hasta ese pequeño ingreso disminuyó con la pandemia. Al menos tenían un lugar donde vivir, cuidando la chacra de un tío, pero estaban lejos de todo y en caso de emergencia, ¿qué iban a hacer? El embarazo de Orlith fue complicado y difícil: sus pies se hincharon, tenía muchos dolores y hasta sangrado. Llegó a un punto en que no podía hacer ninguna actividad física y toda la carga estaba sobre Ever, quien la llevaba con la preocupación de que algo malo pudiera suceder a su esposa y a los bebés.
Las cosas comenzaron a mejorar cuando los padres de Ever les ofrecieron un cuarto en su casa, y luego, su mamá y su primo les avisaron que, en la iglesia evangélica a donde asisten, hay un programa que ayuda a los niños. En realidad, los hermanos menores de Evert ya estaban siendo patrocinados, pero él no sabía que también apoyaban a madres gestantes.
Dios permitió que se abriera una vacante en el Programa de Supervivencia y Orlith pudo ser inscrita justo a tiempo, porque los ahorros de Ever ya estaban acabándose y por más que buscó ayuda en otros lados, no la consiguió.
El programa les ayudó de inmediato con canastas de víveres, kits de higiene, vitamina, suplementos y pañitos húmedos. También recibieron apoyo emocional y espiritual a través de las visitas a casa y llamadas del pastor a diario para orar con Ever a medida que el parto de Orith se acercaba. Cuando, después de una riesgosa cesárea, los bebés al fin nacieron, pudieron recibir apoyo médico de una obstetra a la que pueden llamar en caso de necesidad de los gemelos y de ellos mismos. ¡No más colas interminables desde la madrugada!
Los gemelos, llamados Etam Yoan & Jaiden, nacieron bajos de peso, pero en el programa chequean su desarrollo regularmente. Poco a poco se pusieron más fuertes y saludables. Pronto, se acabaron una lata de fórmula en tres días. Gracias a Dios, el proyecto también les apoya en esto, pues esa leche es cara y Evert no podría comprarla.
Tanto Orith como Ever se sienten mucho más acompañados ahora y Orith está aprendiendo temas sobre cómo lactar a sus pequeños, prevenir quemaduras, limpiar las encías de los bebés, nutrición para madres e hijos y otros temas en las reuniones mensuales junto con las otras madres. Este es un tiempo de compañerismo y también, de aprender más de la Biblia con cada lección. El compartir con las otras mamás ayuda a Orith a relajarse y divertirse
Con los dos mellizos, la vida ha cambiado completamente para esta joven pareja. La alegría es muy grande, pero el trabajo también. Y además de toda la ayuda recibida, Ever y Orith pudieron experimentar un pequeño o gran milagro más, según como se mire.
Como buenos bebés, Etam Yoam y Jaiden lloraban frecuentemente en la noche, pero al ser dos, el tiempo de descanso de los padres se acortaba cada vez más. Una vez, no pudieron dormir casi un mes entero y Ever llamó al pastor para que viniera a orar por ellos. El pastor así lo hizo y de paso dedicó a los niños al Señor. Entonces, ¡los bebés durmieron como nunca y los padres pudieron descansar al fin!
La vida de esta familia todavía tiene sus luchas y dificultades, pero ahora se sienten fortalecidos, porque hay alguien que está dispuesto a apoyarlos. Ahora, tienen esperanza para el futuro y están sumamente agradecidos por eso.
Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos,(…)
Salmo 103:17-18