Poco después que el hermano Benancio vino a conocer a Cristo, fue escogido como director del programa Ganando Almas para Cristo. Él comparte su historia y su corazón por los 200 niños a quien él y su equipo sirven en la selva peruana.

Tal y como fue contada a Fernando Sinacay, fotoperiodista de Compassion Perú

Vine a conocer al Señor sólo hace dos años. Yo ya había escuchado el mensaje del Evangelio muchas veces antes. Por mucho tiempo, varias personas, incluyendo a mi esposa y personas de diferentes grupos religiosos, me hablaron sobre Dios, pero ¿cómo saber quién está diciendo la verdad? No quería que me mientan, así que conseguí una Biblia pequeña para estudiar por mi propia cuenta.

 

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Mientras estudiaba la Biblia más y más, tuve más hambre por la verdad. Empecé a estudiar las cartas de Pablo. Comencé a escuchar una radio cristiana donde expositores hablaban sobre Dios. Conseguí material para seguir leyendo y aprendiendo. Estaba en una búsqueda espiritual, mis ojos empezaron a abrirse, y me aferré a la verdad de la Palabra de Dios aún más.

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Yo vivo al frente de la iglesia. Empecé a visitarla y me involucré, sentí la necesidad de hacer algo. Cuando eres nuevo creyente, y ese nuevo amor por Cristo es tan fuerte, uno sólo quiere servir a Dios haciendo lo que sea.

 

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Una hermana dijo que deberíamos trabajar con Compassion y ayudar a nuestros niños. Ella y varias personas habían escuchado cosas geniales de otra iglesia socia no tan lejos de nosotros. No soy el tipo de persona que dice que no podemos hacer algo, así que tomamos su sugerencia.

 

Para mi sorpresa y para la gloria de Dios, me escogieron como director del programa Ganando Almas para Cristo, la iglesia es ahora iglesia socia de Compassion. Ya pasaron dos años, hemos estado trabajando duro como equipo, y ahora tenemos 200 niños inscritos en el programa.

 

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Cuando la pandemia nos golpeó, las necesidades de nuestros niños crecieron. A pesar de que las familias estaban sinceramente agradecidas por todo el apoyo, las canastas de víveres, y los kits de higiene que les hemos estado dando desde un inicio, lo que siempre me dicen es que ellos tienen a sus hijos en el programa porque les enseñamos sobre Dios.

 

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Esto me hizo pensar en otra necesidad: era una necesidad espiritual, y también queríamos suplirla. La mayoría de los niños y sus familias no tenían una Biblia en casa, así que queríamos darles una. Cuando escuchamos que esto podía ser posible gracias a Compassion, ¡estaba tan emocionado! Fue un gran aliento para todos nosotros.

 

Cuando se planea bien y lo haces en la voluntad de Dios, las cosas vienen en el momento correcto. Llevamos las Biblias a sus casas y también las distribuimos en la iglesia. Invitamos a todos los padres. Fue un gozo inmenso ver a la iglesia llena y a los niños tan felices. ¡Ahora las familias están abriendo y leyendo sus Biblias juntos en casa, y la iglesia está creciendo! Sé de un papá y una abuelita que recientemente vinieron al Señor por las conversaciones sobre las nuevas Biblias, las preguntas que hacían los niños y las visitas de los tutores en sus casas.

 

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Tenemos niños pequeños en la iglesia, y es nuestro deseo y el de los padres instruirlos ahora para que no terminen como algunos jóvenes en nuestra comunidad, sin dirección en la vida y tomando malas decisiones. Queremos que conozcan a Dios y lleguen más lejos que nosotros. El tener una Biblia en sus manos nos ayudará a lograrlo.

 

Los niños tienen la Palabra en sus manos ahora. Debemos enseñarles a apreciarla. Esta es la voz de Dios. Esta es la verdad. Ahora entiendo lo que la Biblia dice cuando dice que Dios escoge lo que es considerado débil y despreciado por el mundo y lo usa para avergonzar a aquellos que se creen sabios y poderosos. Yo no terminé la secundaria, pero siempre me encantó leer, y es Dios quien nos da sabiduría y entendimiento.

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Él me sacó de las tinieblas y me puso en frente de estos niños preciosos y sus familias. Ahora hasta me agradecen y me escuchan. Dios cambió mi corazón, y ahora sólo quiero predicarles a todos de Cristo.

 Benancio

 

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  “Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa,.”

Hebreos 4:12